Playa del Carmen, 20 de julio (Infoqroo). – El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que especialistas adscritos al Centro INAH Quintana Roo concretaron en días pasados la recuperación de una vasija maya tipo chocolatera dentro de una cueva ubicada, en la zona urbana de Playa del Carmen.
Los arqueólogos José Antonio Reyes Solís y Enrique Terrones González, adscritos al Centro INAH Quintana Roo, dijeron que a partir de un informe presentado al instituto por el encargado del proyecto Cenotes Urbanos en Playa del Carmen, biólogo Roberto Rojo García, se acordó realizar una visita a la cueva, ubicada en un terreno, propiedad de una asociación religiosa.
La formación natural, localizada en un área verde y que por asociación al predio se le conoce como Cueva de la Cruz, ya había sido mapeada por espeleólogos del citado proyecto, que compartieron con los arqueólogos los planos de la misma.
Antonio Reyes dijo que la vasija se localizó cerca de la pared oriente de la cueva, sumergida parcialmente en un sedimento suave, ya que en ahí hay un espejo de agua que tiende a llenarse en temporada de lluvias.
La vasija, agrega el jefe de Resguardo de Bienes Culturales del Centro INAH Quintana Roo, se halló completa y con su boca orientada al norte, aunque se infiere que su posición no era original debido a posibles movimientos causados por cambios de nivel en el cuerpo de agua, o bien, debido a la acción de la fauna.
Una vez hecho el registro fotográfico in situ y reunida la información planimétrica de la pieza, se retiró en un meticuloso proceso, que incluso implicó formar una cadena humana para extraerla sin daño, ya que la pequeña covacha donde yacía solo permitía el paso de una persona.
Al retirarla de su contexto, se revisó el área circundante para tratar de localizar algún elemento asociado, pero el espacio que ocupaba fue inmediatamente anegado por agua que se filtró desde el suelo, misma que impidió revisiones a detalle en tan reducido entorno.
El objeto fue trasladado a la bodega de colecciones del Museo Maya de Cancún, donde los arqueólogos pudieron ahondar sus inspecciones y definir que la vasija mide 13 centímetros de altura por 16 centímetros de diámetro en su cuerpo y 17 cm de diámetro en su boca.
Aunque carece de un asa puente-vertedera, fue asociada con las vasijas de tipo chocolateras, producciones cerámicas que se asocian al periodo Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.), de allí que se vuelve relevante para el estudio de los grupos tempranos que poblaron esta región.
“Presenta una coloración rojiza en su exterior y un engobe negro por el interior, el cual se encuentra parcialmente cubierto por carbonatos de calcio, algo característico de los materiales recuperados en cuevas. Asimismo, se observa que su decorado parece brindar una imagen fitomorfa, similar a una calabaza”, abunda el arqueólogo Antonio Reyes.
Margarito Molina Rendón, director del Centro INAH Quintana Roo, dijo que el objeto permitirá aportar información científica, pues en lo que respecta a su contenido arqueológico, detallan rasgos de estilo, técnica, procedencia, intercambio comercial y temporalidad, por citar algunos.
Desde una perspectiva antropológica, son testigos de identidades y territorialidades, de saberes alfareros generacionales, de usos cotidianos, prácticas rituales, mitos y, en lo general, de evolución cultural.
Con base en el dictamen del instituto, será prioritario volver a la Cueva de la Cruz en época de estiaje y considerar una exploración sistemática, tanto en su parte seca como en sus cuerpos de agua, a fin de verificar la posible presencia de otros materiales arqueológicos.
En coordinación con el proyecto Cenotes Urbanos en Playa del Carmen y la asociación religiosa, se reforzarán las gestiones y la concientización del personal del predio, a fin de evitar el acceso no autorizado a la formación geológica.