Mérida, 22 diciembre. Tizimín, es uno de los municipios más antiguos que conforman el estado de Yucatán, con antecedentes prehispánicos en donde la cultura Maya dejó grandes vestigios de su presencia.
En esa demarcación conviven en armonía con la herencia de la influencia europea, que llegó a la entidad durante la conquista.
Su nombre proveniente de los vocablos mayas “Tzimín” que significa tapir y “Káh” que significa lugar, es decir “Lugar del tapir”.
Es hogar de una de las fiestas regionales más importantes del sureste mexicano y del mundo, el cual se realiza en honor a los Tres Santos Reyes.
Un comunicado del Gobierno de Yucatán destacó que Tizimín, es poseedor del segundo santuario más visitado en el mundo, dedicado a los Tres Santos Reyes, solo después de la Catedral de Colonia en Alemania.
Esta tierra fue evangelizada durante el siglo XVI por frailes franciscanos quienes impulsaron la construcción de su iglesia en 1745 (siglo XVII) dedicada a conmemorar a Melchor, Gaspar y Baltazar, quienes han sido representados en imágenes talladas en madera de cedro y decoradas con pintura de colores y hoja de oro.
Alrededor de estas imágenes existen muchas historias, sin embargo, la leyenda sobre su llegada al pueblo es una de las más impresionantes.
Esa leyenda añade que, en aquellos tiempos existía un grupo de viajeros entusiasmados por visitar Tizimín, no obstante, la mayoría de las personas rehuían a la travesía que implicaba llegar hasta ese poblado.
A pesar de las advertencias, para que los viajeros no realizaran dicho recorrido, decidieron embarcarse a la aventura.
Con el paso de los días la gente se olvidó de ellos y pensaron que habían naufragado en el mar, pero una tarde en la costa se vislumbró la embarcación de aquellos aventureros, la cual, no contaba con tripulación, sólo transportaba a las tres figuras de madera.
De inmediato, los pobladores se dispusieron a cargarlas, pero, el peso de ellas era demasiado, dificultando su traslado.
Además, hubo algo que causó asombro en los presentes, sin importar la posición en la que se encontraran, la mirada de los Reyes Magos se dirigía hacia el poblado de Tizimín, así que, decidieron llevarlas para allá.
Cuenta la leyenda que conforme las esculturas se acercaban al poblado éstas pesaban mucho menos, considerando ese detalle como la señal de que aquellos viajeros ya habían decidido dónde quedarse.
Con el paso del tiempo, los tres Reyes Magos de Tizimín ocuparon gran relevancia dentro de la vida cultural y religiosa de la localidad, asignando el 6 de enero como la fecha en que todo el pueblo festeja y vuelve a recibir a los viajeros con los brazos abiertos.
Conforme a la tradición, los festejos darán inicio el 28 de diciembre con la “bajada” de las imágenes de los Santos Reyes, quienes comenzarán a recibir la visita de los feligreses que conforman los gremios y cofradías, siendo los primeros en pasar aquellos pertenecientes al primer gremio del estado, el cual fue fundado por habitantes de Mérida, Progreso y otras poblaciones en el año de 1905, llamado como Fe, Esperanza y Caridad.
De igual forma, se llevarán a cabo tres procesiones; la primera el 6 de enero por ser el primer día de la feria en donde las imágenes harán su recorrido alrededor del parque seguidas por los sacerdotes y feligreses.
La segunda será el 8 de enero con los peregrinos que visitan el recinto y la última el 12 de enero con los habitantes de Tizimín, quienes al finalizar colocan de nueva cuenta las imágenes en sus nichos dando por concluida la feria en su honor.
Cientos de viajeros se dan cita en estas fechas en el bello pueblo de Tizimín, algunos acuden por motivos religiosos y otros más, llegan para disfrutar de la algarabía de las fiestas que incluyen vaquerías, música, feria popular, danzas y mucha tradición.
Las tradiciones de Yucatán son el resultado de una extensa serie de manifestaciones culturales de larga historia, fruto del mestizaje entre los indígenas y el aporte de los conquistadores españoles.
Además, su situación geográfica y su historia han provocado que también recibiera influencia de países como Cuba o Francia.
Sin duda, Yucatán es un destino que vale la pena conocer por sus cientos de tradiciones que se mantienen arraigadas, así como sus innumerables bondades arqueológicas, culturales y gastronómicas siguen conquistando al mundo entero.